Los recuerdos de un verano me arrollan, me desplazan y a golpes me sacan de la cama. Me tienen arrinconado, agarrado a las sábanas cierro los ojos y dejo que invadan mi mente. Siguen ahí, mirándome fijamente, evocando historias de cálidas tardes estivales, de esas que no cuentan nada pero tienen muchas cosas que decir, de esas que en el invierno mueren congeladas en cualquier esquina. De esas que me gustan a mí.
Despierto en un parque tumbado en la hierba a la vera de una pequeña sombra. A mi lado estás tú, tan morena como siempre, sonriendo como nunca. Te miro y pienso. ¿Pienso? No es cierto. Cuando te miro se me olvida pensar. Prefiero arder en el infierno antes que perderme esa mirada.
Dicho y hecho. Mi pierna, envuelta en llamas, comienza a consumirse lentamente. Pero no dejo de mirarte, no puedo hacerlo, y mientras desaparezco convirtiéndome en cenizas.
Ya me da lo mismo.
Si ardo es igual mientras esté contigo.
No duermo si no te apareces en mis sueños.
Poque estando contigo el tiempo vuela
y se detiene cuando te miro.
Y si caigo, quiero alzarme contigo.
Y si muero, ¡qué más da si muero
mientras estoy contigo! Porque,
al fin y al cabo,
contigo nada es malo.
Contigo nada es malo
Categorías: frikadas, mi vidaEscrito por EternalPhoenix a las 02:58
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