Alea jacta est

No me preguntes más por mí, si ya sabes la respuesta.
Creo que empiezo a entender, son las pequeñas cosas de la vida las que de verdad merecen la pena, observa alrededor lo fácil que es vivir; aquel que todo tiene no se cree ser feliz. Y es que como dicen no es feliz el que más tiene, sino el que menos desea.
Dijo Aristóteles que los bienes materiales y la salud no podían alcanzar la felicidad por sí mismos, pero que ayudaban. Hombre, en cierto modo tiene razón, te ayudan a alcanzar lo que te hace feliz, pero ¿y si pudieras conseguirlo sin necesidad de dinero o la salud? ¿y si todo aquello que quieres ya lo tienes y no te das cuenta? Quizá sea demasiado pedir cuando entre nosotros existe la envidia, querer aquello que no es nuestro porque lo tiene otro.
Es cierto que la vida, o lo que sea que rige lo que va a suceder, llámalo X, te pega un palo o dos de vez en cuando, pero no hay que desesperarse, nada hay bajo el sol que no tenga solución. Bueno exceptuando la muerte, que no la tiene... Pero es algo natural ¿no? Santo Tomás de Aquino, por el que este lunes no tengo clase, decía que el bien es aquello que sea correlativo a la naturaleza de los seres y, si morir lo es ¿por qué considerarlo algo malo?
Quizá para librarse de algún que otro palo que te da X sea necesario algo de suerte. Así que los días que me siento afortunado (I'm so lucky lucky, I'm so lucky lucky) trato de disfrutarlos al máximo porque sé que no puede pasar nada malo ¿O sí? ¿Quién sabe? ¿Qué es mejor, tener fortuna o ser afortunado? Si es verdad que las desgracias nunca vienen solas, alguna vendrá con algo bueno, digo yo... Y en el caso de que no, es más fácil buscar una solución y superar el problema que mirar atrás aquello que ya no se puede cambiar.
Y no, no pienso volver la vista hacia atrás; todo lo que se fue ya no volverá. He ganado y he perdido, pero siempre hice lo que pensé.