The end has no end


Se acabó.
Adiós Mallorca, adiós colegio.
Siempre hay algo que llega a su fin, quizá esto sea difícil de aceptar porque todo fin lleva consigo un nuevo comienzo, un cambio.
Y el cambio nos asusta.
Nos aterra pensar que andamos a ciegas sin conocer aquello que nos espera y, sin embargo, lo superamos y nos hacemos a ello. Acostumbrarse es uno de los grandes problemas en estas situaciones: creemos que con lo que tenemos es suficiente pero no ha de ser así. Ser inconformista es la única forma de superar el miedo al cambio, el miedo al fin, confiando que, tras cada fracaso se encuentra una nueva oportunidad de éxito.
Temer un fin no es nada malo, pero sí absurdo. Al igual que lo bueno toca su fin a lo malo también le llegará su hora. Mientras, aguardo impaciente.

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