Contradicciones

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Me gusta, me gusta. Me gusta mucho.
Me gusta mucho tener ideas contradictorias
porque así aunque siempre meta la pata
siempre tengo razón.
Hola. Cuanto tiempo. ¿Qué tal?. Yo bien. ¿Bien?. No es cierto. ¿Mal? Mentira. Todo son mentiras que dicen la verdad. ¿Cómo estar seguro entonces? No sé... Quizá pensando que todo va bien. Quizá me equivoque. Otra vez.

Sí, eso es lo único seguro. ¿Debería aferrarme a eso? Puede, pero no lo haré. Entonces, ¿que puedo hacer? Llorar sería lo más maduro. Paradójicamente voy a madurar esta vez, aunque siempre tropiece con esa misma piedra.

Eso haré, seré una persona sensata de día y me abrazaré a la almohada por las noches mientras los fantasmas me acechen. Y nadie podrá tocarme bajo el vulnerable tejido de las sábanas. Sé que están ahí fuera, abriré la ventana para que escapen los malos sueños, a lo mejor vienen historias mejores.

Pero, ¿cómo estar seguro?. ¡Si sólo son sueños, no son de verdad! La verdad es algo mucho más complejo, es grande, gigante, inmensa; pero ahora nadie se molesta en buscarla. ¿Debería hacerlo yo, perder el tiempo? No. ¿Qué tal?. Yo bien. ¿Bien?. Sí, ¿y tú?.

Doce cascabeles

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Doce cascabeles lleva mi caballo
por la carretera
y un par de claveles al pelo prendíos
lleva mi romera.
Y la carreta que va adelante
mil campanillas lleva sonando
hasta las ruedas hacen su canto
porque los ejes van repicando.
Varal cubierto con arrayanes
toldo cual cielo de Andalucía
que bien bracean mis alazanes
que no hay carreta como la mía.
La, la, la...
Doce cascabeles lleva mi caballo
por la carretera
y un par de claveles al pelo prendíos
lleva mi romera.

Decisiones

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Mil ideas, mil viajes, mil historias que contar. Todas diferentes, todas con un final por decidir. Encontrar un camino es fácil, sí, pero ello implica renunciar a todo lo demás. Hay vías que se abren y cierran, que esconden caminos prohibidos, caminos con oscuros secretos, que llevan a un lugar feliz o quizá a una muerte segura. Nadie sabe decidir cual es el siguiente paso que ha de darse en este campo de minas y, sin embargo, hay fuerzas que nos empujan al suicidio. Saltando de azotea en azotea cualquier error puede acabar con todo. Ahí estoy yo, saltando al vacío.

Sangre, mucha sangre y un corazón yaciendo en el suelo. Abandonado, malherido y triste espera su muerte. Quizá nunca debió tomar el control, caprichoso siempre creyó poder con todo, ignorando que es más fácil perder que ganar. Ahora, desangrado, sólo puede pedir ayuda a su rival.

Fría y calculadora, la razón se abre paso hasta un moribundo corazón para recoger el legado de aquello que nunca se le debió ser arrebatado. Motivado por millones de sentimientos el corazón pensó que era capaz de decidir, de llegar a ser feliz. Y dijo millones de cosas bonitas, y fue feliz porque creyó estar enamorado. Pero no era verdad. Ciego de ilusión y optimismo se lanzó al abismo explotando en mil pedazos contra el suelo.

Sólo y en un rincón un corazón muere lentamente. A su lado, la razón soluciona drásticamente el problema. ¿No es acaso la mejor solución para acabar con el dolor, matar al corazón que lo provoca?

Así pues, el corazón expira sonriente y una última lágrima simboliza el inicio de una nueva era.

La vida en un beso

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Triste mortal, solamente es un siervo.
Loco de amor, es su amor, lo que anhelo.
Mi bella flor, ruego a dios,
dame el valor, pues sin ella nada soy ni tengo.

Hoy te busqué y te hallé en mis sueños.
Soy un ladrón, pues robarte pretendo.
Mi bella flor, ruego a dios
dame el valor, solamente quiero robarle un beso

Y si con un beso sello mi fin
me da igual.
Pues sé que ese beso es para mí
la razón de mi vida.

Sí, con un beso sello mi fin
me da igual.
Pues sé que ese beso es para mi
la razón de mi vida.

Sí, con un beso sello mi fin
me da igual.
Pues sé que ese beso es para mi
la razón de mi vida

La razón de mi vida.