La vida es arte III

Mi vida es literatura.
Un cuento donde no hay animales ni abuelitas, donde los malos siempre se quedan la mejor parte y el bueno nunca es tan bueno como lo pintan. Agobia saber que tiene que haber final, y más aún saber que puede ser uno cualquiera, porque en el mundo real sólo existen los finales reales, y no los de leyenda.

No me decido a nada, no sé cual es la siguiente estrofa, ni siquiera el próximo verso, no me convence no saber mi desenlace de antemano. Me paso la vida entera enmendando viejos errores, tachando y emborronando el pasado por miedo a vivir un presente equivocado. No se a dónde ir y se supone que esto es mi historia.

Mi vida es un gran bloc repleto de anotaciones desordenadas y sin sentido, de tachones en hojas de papel reciclado. Un caos de principio a fin, anécdotas, dulce amago de historia sin principio, sin cuerpo ni final. El escritor se ha perdido en su propia realidad y no sabe como continuar la historia.

Me ahogo en un mar de tinta y puede que nunca llegue barco alguno, triste destino del poeta que se olvidó de alabar la furia de un océano que no perdona. Tengo toda una vida para encontrar la manera perfecta de acabarla. Condenado a flotar a la deriva seguiré con mis metáforas, pues quizá alguna me indique el rumbo que he de seguir para comenzar un nuevo capítulo de mi artística vida.

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