Consumir o morir

Ya están aquí... Han llegado. Bueno, en realidad siempre han estado con esta nuestra sociedad. Sociedad de consumo, sociedad capitalista, en la que no somos personas, sólo consumidores. Nuestro objetivo no es desarrollarnos, sino comprar. Comprar sin parar, hasta agotar lo existente. Consumir sin pensar en el qué podría pasar, en que estamos cavando nuestra propia tumba y la de nuestros predecesores. Y es que todo el sistema está bien diseñado. Aquél que no quiera consumir carece de voz y voto, y está condenado a ser rechazado por la sociedad. El resto actúa sin actitud crítica, compramos por comprar, y si no tenemos dinero, se pide un préstamo. El caso es arruinarse, dejarse la piel en agotar el planeta. Llega la Navidad, la paz y el amor inundan las ciudades. Y una mierda. El frío inunda las ciudades, el frío y las luces de colorines que, sí, embellecen la ciudad pero, ¿es rentable pagar ese precio por "iluminar" nuestras vidas? ¿Y a los pobres quién les "ilumina"? El Tato. Con el gasto de energía que realizan los países del Norte para alegrar la Navidad a los "ricos" estoy seguro que da más que de sobra para alegrarle la vida a más de una generación en los países pobres.

Ya se que es fácil criticar y que nadie sólo puede enfrentarse al "sistema", pero entre todos se puede cambiar, o quizá ya no. Quizá ya sea demasiado tarde para nosotros y el sistema nos ha sometido a todos, pero vale la pena hacer un esfuerzo, ¿o no?

Hay muchas cosas en la vida más importantes que el dinero. ¡Pero cuestan tanto!

Groucho Marx